miércoles, 13 de marzo de 2013

LA CAMA

Vi en una película que la mejor manera de superar la cama vacía tras un divorcio es acostarse en medio, ocupando todo el espacio posible.
Así lo hago, lo que pasa es que no me da la suficiente luz la lamparita de la mesita de noche, no llego al vaso de agua ni al despertador y ni a apagar la luz cuando voy a dormir.
O la cama es demasiado grande o tengo lo brazos demasiado cortos. Serán las dos cosas, el caso es que para llegar tengo que arrastrarme por el colchón y hacer unos estiramientos que hasta me crujen los huesos.
Como no puedo alargarme los brazos ni comprar una cama nueva porque no tengo dinero, estoy cogiendo una flexibilidad que ya la querrían las de la gimnasia rítmica. Creo que estoy hasta más alta.
Y llega la hora de dormir. Eso dormir. Se echa de menos a alguien con quien compartir el sexo o hablar del día pasado o del que está por venir, en fin esas cosas cotidianas de la vida (este tema requiere un blog aparte porque puede dar mucho de sí).

¿Cómo se elije el lado de la cama en un matrimonio? Yo creo que el mío me vino dado cuando vinieron los niños así que, ahí estaba yo, en el lado de la cama más cercano a la puerta para que cuando los niños se despertasen me encontraran a mi primero y dejar así dormir tranquilamente al señor de la casa.
Eso es lo que pasa, que poco a poco y sin saber muy bien el motivo, se van asumiendo los roles de los que renegabas de joven como buena feminista que aún no tiene responsabilidades salvo estudiar y vivir la vida lo más intensamente posible.

Pero de vez en cuando, esa semilla que parece que estaba ahí dormida aparecía y entonces llegaban las inútiles discusiones de quien tiene que hacer qué. Ahora ya no hay conflicto puesto que como lo tengo que hacer yo todo, ya no espero a que lo haga nadie más o porque se lo diga o porque salga de él (cosa rara), pues un problema menos. Estoy más ocupada, pero más tranquila ya que no tengo la sensación de estar sirviendo a nadie. El cansancio es físico y no mental, y eso si que lo prefiero.

Así que la conclusión está clara: soy más flexible y estoy más tranquila.