martes, 15 de enero de 2013

CAMBIO CLIMÁTICO

Ahora resulta que los divorciados contribuimos al cambio climático porque donde antes había una casa para consumir ahora hay dos.
Pongo el enlace de la noticia porque es bastante interesante :
http://www.lavanguardia.com/vida/20071216/53418921402/el-coste-climatico-del-divorcio.html

Esto a mi me provoca un gran pesar porque yo soy de esas ecologistas que se criaron con El Hombre y la Tierra y nuestro maravilloso Félix (creo que entonces todavía no existía la palabra ecologista). Este pesar me perturba porque en ningún caso quiero yo colaborar en esto. Se lo he comentado a mi -ex, pero ni por esas quiere rejuntarse (de verdad, que no hay otro motivo).
Nosotros que nos hemos puesto de acuerdo desde el principio con los niños, la casa, la hipoteca, los coches, el conejo (no tenemos perro pero si conejo), si llego a ver este artículo antes, en el convenio regulador habría incluido una parte en la que en la medida de lo posible pudiésemos paliar este asunto del cambio climático.
Yo le habría propuesto que los días pares yo pudiera encender la luz, la tele y poner la lavadora, y él los impares. Así también, los días pares, yo podría poner la calefacción y él los impares. 
Le nevera es más lío. La mejor solución sería por semanas porque se tarda mucho en descongelar y volver a congelar. Así también al comprar los yogures, los embutidos...y esas cosas, pues como mucho con fecha de una semana. Los días que yo no tuviera la nevera pues compraría las cosas al día, todo fresco, y los embutidos, en vez de envasados pues cortados al momento.
Es una pena, pues cuando una se divorcia los abogados deberían advertirnos de todo este tipo de complicaciones que no sabemos y que luego es más difícil resolver. En un divorcio, debe quedarse todo atado y bien atado y ahora no sé como resolverlo.

viernes, 11 de enero de 2013

NUEVO ESTADO CIVIL

Hace 6 días que soy de nuevo soltera.
No hay mucho que decir sobre ello, al fin y al cabo, sólo es un estado civil.
El caso es que este nuevo estado no lo he elegido, me ha sido impuesto. En otras palabras, mi marido (o ahora ya mi ex) me ha dejado, se ha ido con otra. Después de un año de tiras y aflojas (estábamos separados pero no legalmente divorciados) por su parte y por la mía, desde el punto de vista legal ya no somos esposos.
Curiosa palabra la de eposos. Es algo así como atados, unidos, pero en un sentido como no libres, como forzados a estar.
Reconozco que me cuesta mucho estar sola, sobretodo, porque a pesar de todo, aún le sigo queriendo, de una manera distinta, pero amor al fin y al cabo.
Han cambiado muchas cosas en este año y supongo que he aprendido algunas.
Tengo el alma destrozada y la cabeza hecha un lío, pero del intestino ando fenomenal. Desde que él no está conmigo mis gases no se quedan dentro. No va a venir nadie a decirme que vaya peste y que no me tire peos. Es mi cama y hago en ella lo que quiero, ni tengo que mirarme en si huele o no.
Creo que es lo único bueno que hay por ahora. Por algo hay que empezar, aunque sea algo tan vanal, terrenal, vulgar o como se le quiera llamar.
Este año me he tirado los peos más gordos que yo recuerde y, vaya, no es un orgasmo, pero el cuerpo lo agradece.